El tamaño de las células es diferente de unas a
otras dependiendo de su función. La mayoría de ellas son tan pequeñas que
únicamente se pueden observar con el microscopio. Su tamaño se mide en micras
(µm). No obstante, existen células muy grandes, observables a simple vista,
como las células musculares o los óvulos de las aves (la yema del huevo es una
célula).
La forma de las células también
depende de la función y de su modo de vida. Así, algunas células que flotan en medios
líquidos, como las de la sangre, son esféricas; los espermatozoides disponen de
una cola móvil que les permite desplazarse; las neuronas son estrelladas para
facilitar el establecimiento de conexiones entre ellas que les permitan recibir
y transmitir información.
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